El amor se ha convertido en el leitmotiv de toda la música producida por el compositor. El concierto de aniversario también fue dedicado al amor.
Eugen Doga es uno de esos compositores que son igualmente bien conocidos y amados por colegas y espectadores.
El maestro reunió a admiradores de su obra en Moscú, donde se realizó plenamente como compositor. Destacados artistas rusos, así como nativos de Moldova, expresaron su respeto y aprecio por la oportunidad única de contactar con su música milagrosa y de presenciar esta leyenda.
Sus melodías han tocado el alma de millones de personas. A su música todavía se casan y bailan el vals de graduación. Su vals de la película "Mi tierna y dulce bestia" se convirtió en la tarjeta de visita del artista.
"El tema del amor me fascina. El amor por la vida, el amor por esta linda naturaleza", dice el maestro.
Valentina Nafornitse, solista de la Opera de Viena, ganadora de la competencia BBC "Cardiff Voices" en 2015, abrió el concierto con la cantata "Un arco iris blanco" basada en una poema de Emil Loteanu, acompañada por el gran coro académico "Los maestros de canto coral" y la Orquesta Filarmónica de Rusia conducida por Sergei Tararin. El presentador del concierto, el distinguido artista de Rusia Alexander Oleshko, cantó la famosa canción, "Mi ciudad blanca", que ha sido un himno a Chisinau durante muchos años. Eugen Doga escribió esta canción con el poeta George Voda en 1971 (versión rusa de Vladimir Lazarev). También participaron los jóvenes violinistas del conjunto Skripunyata que conquistaron los corazones de la audiencia.
Las canciones de Eugen Doga fueron interpretadas por Valentina Biryukova y Sergei Volchkov, Leonid Serebryannikov, Nina, Ekaterina Guseva, Zara, Tamara Gvertseteli, Varvara, Metodie Bugor, Alexander Kogan. El acordeonista Nikita Vlasov ejecutó dos piezas para acordeón.
El concierto contó con la presencia del famoso poeta ruso Andrei Dementyev, en los poemas del cual el maestro escribió muchas canciones, y felicitó al compositor con el aniversario.
Durante casi tres horas en la sala con capacidad para más de 5000 personas reinaban la creatividad divina y el respeto, la admiración por el compositor moldavo más querido, un clásico de música nacional y mundial. El concierto terminó con un aplauso muy largo y un mar de flores. "Agradezco al país llamado Rusia porque me ha dado la oportunidad de desarrollarme, de encontrarme en esta maravillosa escena con el público. Es una gran felicidad cuando te entienden, cuando tienes paz en tu alma."
El tema principal del programa del concierto fue el tema de la paz. Así pues, según el artista, el concierto comenzó con la canción "Un arco iris blanco", que es como el sol. El concierto también incluyó numerosas canciones de amor, canciones sobre la madre, la mujer y el amor.
"He incluido muchas canciones sobre el amor, he dado muchos sentimientos a la imagen de la madre y la mujer porque esto es lo que nos mantiene en este mundo, lo que nos inspira, y lo que da esperanza de que el mundo no deje de existir a causa de la mujer, la madre", dijo el maestro Eugen Doga, al quien en Moldovadedicaron el año 2017.
Eugen Doga sigue escribiendo nueva música incluso ahora. Con sus melodías llama a un mundo sin guerra y al amor el uno al otro.
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